La Red de Apoyo a los Estudiantes prepara actividades para conseguir respaldo social y financiero de cara al juicio.
El 8 de febrero de 2010 se cumplirán ocho años de lo que los medios de comunicación llamaron el "asalto" al Rectorado de la Universidad de Sevilla. Un centenar de estudiantes miembros destacados del movimiento contra la LOU, en aquellos años de movilización masiva contra el gobierno de Aznar y sus políticas antisociales, emprendió una acción destinada a bloquear la Junta de Gobierno que pretendía aplicar la LOU en la Universidad de Sevilla sin negociar con el movimiento.
Se trataba del final de una etapa que desde principios de aquel curso se había caracterizado por el surgimiento de un movimiento estudiantil que sería calificado como el mayor desde la democracia por la prensa burguesa. Movilizaciones masivas, encierros generalizados, huelgas indefinidas, organización asamblearia y coordinada de cientos de estudiantes en todos los campus así como con otras organizaciones asamblearias a nivel andaluz y estatal fueron la dinámica durante casi seis meses. Sin embargo, mientras que el movimiento podía emular el de otras épocas, no existían ya fórmulas de apoyo social como para tener asegurada la solidaridad organizada en los momentos de represión policial y judicial que llegarían después.
Hubo detenciones, expulsiones de la Universidad (precisamente de los portavoces del movimiento) y una veintena se enfrenta este año, después de 8 años, al inicio de la vista oral de un juicio en el que la fiscalía pide un año de cárcel y 150.000 € por daños al patrimonio histórico y desorden público. Compañeros veteranos del movimiento estudiantil de los ochenta llegaron a apreciar que "esto antes no pasaba".
Pero vayamos al grano. Este breve pretende constituirse en un llamamiento a los movimientos sociales y a las personas que trabajan por un mundo más justo a fijar sus ojos, aunque sea por un instante de sus atareadas, con razón, vidas militantes en este conflicto, en este marrón que nos quedó como una manchita en el recuerdo de unos tiempos que nos parecieron de otra época y que tuvimos la suerte de vivir, a pesar de todo. Éste 8 de febrero tenemos, a pesar de todo, derecho a celebrarlo.
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